Madurez de Ania Castillo

Cuando en mil novecientos noventa y nueve Ania Castillo Molinet, ya graduada de nivel medio, comenzó a trabajar como pianista concertista ya estaba convencida de que ese sería su camino profesional en la vida.

Quince años después aquella certeza tomó cuerpo en una carrera artística que si bien no le ha brindado todas las oportunidades promocionales que ella hubiera querido sí le ha permitido comunicar con el piano y la música sus inquietudes espirituales y su estilo personal.

Ania confiesa que tuvo que pasar por todos los niveles de la educación artística cubana, desde el elemental en la Escuela Vocacional de Arte, el medio que cursó en la Habana y el Instituto Superior Arte, también en la capital de Cuba.

“Me encanta la música del siglo XIX y en el XX la de Alejandro García Caturla y la de algunos compositores latinoamericanos”, dice Ania quien se ha propuesto realizar cuatro recitales para festejar su década y media de trabajo profesional.

Recién realizó en la Casona de la UNEAC en Santa Clara el tercero de esos espectáculos en el que compartió la escena con la escritora Lidia Meriño.

A partir de una Suite del compositor venezolano Antonio Estévez, interpretada al piano por Ania, la Meriño escribió y leyó unos textos poéticos dedicados a los niños a partir de las 17 escenas de la pieza musical en la que se recrean muchas fábulas y cuentos alrededor del mundo infantil.

“Lo que pretendimos”, dicen las dos artistas, “fue dibujar la música, hacerla más visible ahora en la conjunción de la ejecución pianística y los poemas lo que ha sido de mucho agrado para los niños presentes y eso es lo más importante para nosotras”.