Samuel Feijoo, el sensible zarapico
Este treinta y uno de marzo se celebra el centenario del natalicio, en el poblado de San Juan de los Yeras, de Samuel Feijoo Rodríguez una de las figuras más prolijas, amplias, controvertidas y auténticas de la cultura cubana.
Se llamaba a sí mismo “el sensible zarapico” en referencia a uno de los más sencillos e intrascendentes pájaros de la aviota cubana que tiene la costumbre de posarse mucho más en la tierra que en la rama de los árboles.
Y precisamente el afincamiento a la tierra, sobre todo de los campos de Cuba, y a las personas que la pisaban y habitaban fue como el estilo de vida y pensamiento que se trazó Feijoo y que marcó parte importante del sendero de su pensamiento y filosofía de vida y obra.
Era Feijoo de esas personalidades que ubican a muchos de los demás en los extremos, o lo amaban o lo odiaban, porque a la profundidad de su pensamiento, que iba siempre a las esencias, unía una expresión directa y corrosiva.
Es difícil encuadrar a Feijoo en una función cultural, para decirlo de alguna manera, fue relevante en la promoción cultural, ahí está el grupo signos de dibujantes populares que fue formado y promovido por él.
También fue un relevante pintor, ceramista y dibujante, folklorista, escritor, investigador, editor, ensayista, conferencista, fotógrafo, traductor, antropólogo y sobre todo poeta.
Una aclaración importante a hace el poeta, narrador y folklorista Miguel Barnet quien dice “ no nos llamemos a engaño Feijoo era un hombre culto, muy culto, y por eso supo apreciar los orígenes y las raíces, no olvidemos que era muy cercano al grupo Orígenes con Lezama, los Vitier y otros y tenía una visión del mundo muy ecuménica”.
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