La moda del medio ambiente
No creo equivocarme si digo que ya muchos saben que el próximo domingo y cada cinco de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente. Hasta podría decir que es un gran paso de avance si no fuera porque sospecho que esa certeza refleja más una moda que una actitud generalizada.
Quizá parezca pesimista pero veo señales en nuestra sociedad que me llevan a pensar que el asunto se esgrime más con la palabra y las consignas que con las armas de la acción sistemática.
Sucede que lo medio ambiental es una dimensión esencial de la existencia humana y planetaria y no una vitrina de la que se solo se habla cuando una manchita cae en uno de sus cristales.
Hoy se escuchan muchos mensajes por los medios de comunicación sobre la necesidad de cuidar el entorno natural, hay diversas acciones de educación ambiental y ya casi ningún directivo excluye el tema en sus discursos e informes, incluso existen reconocimientos y sistemas de gestión ambiental que acometen algunas entidades económicas y sociales.
Eso es cierto, y hasta un poco más, pero lo que no veo es la voluntad para incluir el desempeño ambiental como un medidor de rigor en la evaluación económica de las instituciones pues no olvidemos que lo que hoy no se gasta en cuidar al entorno mañana se triplica para curarlo porque lo real es que los costos en acciones ambientalistas son en realidad una inversión para el futuro.
De forma pública no conozco de ninguna empresa que la hayan paralizado por su daño a la naturaleza porque si bien a veces se les condena, en Cuba el instrumental jurídico que regule ese comportamiento y penalice las infracciones tiene más lagunas que el humedal de la Ciénaga de Zapata.
Esa anomalía se extiende con fuerza al comportamiento individual de las personas que usan el entorno como si cada uno fuéramos los únicos que lo habitamos y aquí hablo de lo físico natural y de lo espiritual que hemos creado en nuestra existencia.
Si bien alguien dijo que el respeto al derecho ajeno es la paz aquí podría decirse que el acato al entorno común es la armonía y si alguien lo duda que averigüe por la cantidad de conflictos medio ambientales que hoy bullen en nuestra sociedad.
Aunque podría poner más ejemplos por hoy no digo más porque lo que quiero dejar sentado es que si bien es loable que se hable y discursee sobre el medio ambiente mejor sería que nos dedicáramos a ejercer los derechos ambientales de todos, tanto en el escenario económico como en el individual, y aplicar aquello que nos dejara Martí desde su eternidad: la mejor manera de decir, es hacer.
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